Lumen Fidei o La luz de la fe, es la primera carta encíclica del Papa Francisco que es una encíclica escrita en colaboración con su antecesor, Benedicto XVI; está dirigida a los obispos, presbíteros, diáconos, a las personas consagradas, y también a todos los fieles laicos, la encíclica quiere recuperar el carácter de luz propio de la fe, que posee la capacidad de iluminar y transformar toda la existencia del ser humano.
La luz de la fe: la tradición de la Iglesia ha indicado con esta expresión el gran don traído por Jesucristo, que en el Evangelio de san Juan se presenta con estas palabras: « Yo he venido al mundo como luz, y así, el que cree en mí no quedará en tinieblas » (Jn 12,46).
El Papa Francisco, al reflexionar sobre el amor y su relación con el conocimiento de la verdad en su encíclica Lumen Fidei, aseguró que “amor y verdad no se pueden separar”; señaló que “si el amor necesita la verdad, también la verdad tiene necesidad del amor”.
“Sin amor, la verdad se vuelve fría, impersonal, opresiva para la vida concreta de la persona. La verdad que buscamos, la que da sentido a nuestros pasos, nos ilumina cuando el amor nos toca”.
«La Luz de la Fe» completa el cuadro de las virtudes teologales que Benedicto XVI había iniciado con sus encíclicas sobre la esperanza y la caridad, pensando en dejar la fe para este momento: el cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II, celebrado con el Año de la Fe que se clausura el próximo 24 de noviembre.
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